viernes, 31 de enero de 2014

Mis metas financieras para el 2014

Cada inicio de año tengo un ritual en el que, a la vieja usanza, tomo un lápiz y un papel y escribo mis metas financieras para el año que comienza. Luego, en una especie de reunión de petit comité,  mi marido y yo discutimos cómo llevarlas a cabo.

Como yo soy autónoma y mi marido no, en nuestro hogar él es el responsable de los ingresos fijos, mientras que yo lo soy de los variables; por eso es muy importante que sea realista con nuestras metas financieras, si al final del año quiero sentirme orgullosa de haberlas cumplido.

Para ser sincera, cuando hace algunos años comencé con este ritual mis metas eran más deseos o sueños que objetivos reales, y solían incluir aumentos de más del 100% en mis ingresos, obtención de rentabilidades altísimas de mis inversiones y compras de bienes de consumo que, en realidad, no necesitábamos renovar.

Con los años,  los fracasos en la consecución de mis metas me enseñaron varias cosas que hoy quiero compartir contigo, esperando ahorrarte años de planificaciones infructuosas.


1) LA VIDA ES REAL: SÉ REAL

A mí me gusta soñar, imaginar todas las situaciones que me gustaría vivir y disfrutar visualizando la alegría que siento al conseguirlas; por eso, cuando cada año escribía mis metas financieras básicamente... soñaba.

Después, con el correr de los meses, la realidad me despertaba sin un mapa, un plano o una manera de conseguirlas, y terminaba el año desilusionada pensando que (a lo mejor) había exagerado un poco al escribirlas.

Con el correr del tiempo, me di cuenta que el problema no era que soñaba demasiado, sino que planificaba mal el tiempo que me llevaría conseguir mis sueños.

Para darte un ejemplo: si quieres adelgazar 10 kilos es irreal (y nada saludable) pretender hacerlo en un mes, como también lo es pretender aumentar tus ingresos todos los meses un 200% de un día para el otro. A menos que estuvieras al borde de una oportunidad que antes no habías decidido aprovechar, escribir esa meta financiera no es real ni viable y sólo te llevará a fracasar.

Yo descubrí que no era cuestión de poner el porcentaje de incremento al azar, ni tampoco el que se me cruzara por la cabeza según me sintiera optimista o pesimista, sino que determinar cuánto dinero más quería ganar cada año dependía de algunos factores muy importantes, como:

1)  Tiempo y esfuerzo que estaba dispuesta a dedicar de más con respecto al año anterior (nada es gratis, todo ingreso extra conlleva un sacrificio extra también).

2)  Posibilidades reales de crecimiento de mi mercado o de la situación laboral (posibilidad de obtener nuevos clientes, de ascender o de obtener premios, incentivos, etc.).

3)  Oportunidades a mi alcance que pudiera aprovechar ese año (buscar un segundo empleo, vender cosas que no utilizo, etc.).

4)  Reducir mis gastos. Sí, porque a veces no nos damos cuenta de que podemos contar con más ingresos simplemente bajando nuestros gastos.

Reflexionar sobre esos cuatro puntos me ayudó a escribir unas metas financieras más realistas, para satisfacer el intenso deseo de ganar más dinero que siento cada nuevo año :-)

Otra cosa muy importante que aprendí al escribir mis metas financiera es que…

2) DOS PIENSAN MÁS QUE UNO.

Como se habrán imaginado, por deformación profesional en casa yo llevo las finanzas y me encargo de todo lo que se refiere a nuestro dinero y nuestro patrimonio familiar. Solía cometer el error de pretender llevar todo esto yo sola, sin consultarle en absoluto a mi pareja. Aunque yo me llevaba  los méritos cuando todo salía a la perfección, esta práctica no es nada recomendable y no la aconsejo: no te permite conocer los enriquecedores puntos de vista de la otra persona ni lograr un verdadero compromiso de todas las partes implicadas, que sentirán que no han sido tenidas en cuenta en las decisiones (¡lo que no deja de ser cierto!)

Obviamente, las decisiones de consumo cotidianas no necesitan una reunión familiar ni un  absoluto consenso, pero cuando se trata de decisiones que afectan a toda la familia, es la familia la que debe decidir, ya que es la que se verá afectada o tendrá que hacer esfuerzos o sacrificios extras.

En este punto, si tienes hijos mayores de 6/7 años, es importante que los incluyas en las charlas familiares y que entre todos determinen una meta financiera “familiar”, como podría ser ahorrar dinero para un viaje a un lugar que todos deseen. Así todos se sentirán más responsables, comprometidos y motivados para conseguirla.

3)     MENOS ES MÁS

Por último, aprendí que mi lista no era más importante por la cantidad de metas financieras que contenía, sino por la calidad de las mismas. Con los años, sé que sólo puedo lograr las metas que verdaderamente motivan mi corazón, no mi cerebro, aunque éstas parezcan las más convenientes y razonables: sólo lo que deseo verdaderamente con el corazón me lleva a ponerme en acción.

Para finalizar mi consejo para que  logres tus metas financieras de este año es: Haz que sean reales, decídelas en familia y... ¡que valgan la pena!

Te deseo un feliz 2014, lleno de metas financieras cumplidas.


Verónica Deambrogio

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