miércoles, 11 de enero de 2012

ESTO TAMBIEN PASARÁ

Hoy quiero regalarles un cuento de un autor argentino llamado Jorge Bucay, y me gustaría relacionarlo con la situación económica que estamos atravesando.


 Hay crisis es indudable, tu economía personal  probablemente esté gravemente herida y estés pasando dificultades económicas, por favor recuerda "esto también pasará" y te aseguro que vendrán  épocas en donde consigas un trabajo, o uno mejor, y sentirás que por fin tus finanzas  dan un vuelco favorable y comenzarás a tener dinero,  y será ahí cuando debas volver a recordar "esto también pasará".


"Nada te pilla desprevenido, cuando estás siempre preparado"


Hubo una vez un rey que dijo a los sabios de la corte:


 Me estoy fabricando un precioso anillo. He conseguido uno de los mejores  diamantes posibles.  Quiero guardar oculto dentro del anillo algún mensaje  que pueda ayudarme en momentos de desesperación total y que ayude a  mis herederos, y a los herederos de mis herederos, para siempre. 
 Tiene que ser un mensaje pequeño, de manera que quepa debajo del diamante del anillo.
 Todos quienes escucharon eran sabios, grandes eruditos; podrían  haber escrito grandes tratados, pero darle un mensaje de no más de dos o tres palabras que le pudieran ayudar en momentos de desesperación total... Pensaron, buscaron en sus libros, pero no podían encontrar nada.
El rey tenía un anciano sirviente que  también había sido sirviente de su padre.
La madre del rey murió pronto y este sirviente cuidó de él, por  tanto, lo trataba como si fuera de la familia. 
El rey sentía un inmenso respeto por el anciano, de modo que también lo consultó.
Y éste le dijo: -No soy un sabio, ni un erudito, ni un académico, pero conozco el mensaje.
Durante mi larga vida en palacio, me he encontrado con todo tipo de  gente, y en una ocasión me encontré con un místico.  Era invitado de  tu padre y yo estuve a su servicio.
Cuando se iba, como gesto de agradecimiento, me dio este mensaje ... -el anciano lo escribió en un diminuto papel, lo dobló y se lo dio al rey.
 -  Pero no lo leas -le dijo- mantenlo escondido en el anillo. Ábrelo sólo  cuando todo lo demás haya fracasado, cuando no encuentres salida a la situación- ...
Ese momento no tardó en llegar. El país fue invadido y el rey perdió el reino.
Estaba huyendo en su caballo para salvar la vida y sus enemigos lo perseguían.
Estaba solo y los perseguidores eran numerosos. Llegó a un lugar donde el camino se acababa, no había salida: enfrente había un precipicio y  un profundo valle; caer por él sería el fin. Y no era factible retroceder porque el enemigo le cerraba el camino. Escuchaba cercano el trotar de los caballos.  No podía seguir hacia delante y no había ningún otro camino...
De pronto, se acordó del anillo. Lo abrió, sacó el papel y allí encontró un  pequeño mensaje tremendamente valioso: Simplemente decía  "ESTO  TAMBIEN PASARÁ".
Mientras leía "esto también pasará" sintió que se cernía sobre él un gran silencio.  Los enemigos que le perseguían debían haberse perdido en el bosque, o debían haberse equivocado de camino, pero lo cierto es 
que poco a poco dejó de escuchar el trote de los caballos.
El rey se sentía profundamente agradecido al sirviente y al místico desconocido. Aquellas palabras habían resultado milagrosas.
Dobló el papel, volvió a ponerlo en el anillo, reagrupó su ejército y logró reconquistar el reino.
Y el día que entraba de nuevo victorioso en la capital hubo una gran celebración con música, bailes...  y él se sentía muy orgulloso de sí mismo.
El anciano estaba a su lado en el carro y le dijo: 
-Este momento también  es adecuado: vuelve a mirar el mensaje.
 -¿Qué quieres decir? -preguntó el rey-. Ahora estoy victorioso, la  gente celebra mi vuelta, no estoy desesperado, no me encuentro en una situación sin salida...
  -Escucha -dijo el anciano-: este mensaje no es sólo para situaciones desesperadas; también es para situaciones placenteras. No es sólo para cuando estás derrotado; también es para cuando te sientes 
 victorioso. No es sólo para cuando eres el último; también es para cuando eres el  primero.
El rey abrió el anillo y leyó el mensaje: "ESTO TAMBIEN   PASARÀ", y nuevamente sintió la misma paz, el mismo silencio, en  medio de la muchedumbre que celebraba y bailaba, pero el orgullo, el  ego, había desaparecido. El rey pudo terminar de comprender el  mensaje.  Se había iluminado. 
Entonces el anciano le dijo: -Recuerda que todo pasa. Ninguna cosa ni ninguna emoción son permanentes. Como  el día y la noche, hay momentos de alegría y momentos de tristeza. 
Acéptalos como parte de la dualidad de la naturaleza, porque son la naturaleza misma de las cosas. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario