Si tenemos en cuenta el cliché que escuchamos a menudo donde afirma que “El dinero no hace la felicidad”, podríamos responder con un rotundo no; aunque, la mayoría de las veces, se olvida mencionar en el refranero popular que “No tener dinero TAMPOCO hace la felicidad” es más, cuando no tenemos dinero vivimos más preocupados, y en un estado permanente de estrés.
Debemos recordar que el dinero no es malo, ni tampoco bueno, solo es un medio y nunca debería ser un fin en sí mismo.
Para que uno descubra por sí mismo si el dinero hace la felicidad me gustaría que habláramos un poco de las creencias sobre él, porque según las creencias que poseamos, será la respuesta que obtendremos.
Como aún no me conoces, me gustaría contarte que a mi me encanta expresarme con analogías así que voy a utilizar una para explicarte el significado de las creencias.
Ahora, imagínate que nuestro cerebro es un ordenador o computadora, y como tal, está lleno de archivos, archivos de programación y archivos de datos.
En el ordenador, los archivos de programación están ocultos, uno no los puede encontrar fácilmente a menos que los busque de manera específica y con programas especiales.
Después tenemos archivos de datos, que son todos los datos e información que le vamos introduciendo al ordenador.
Si comparamos esto con nuestro cerebro, los archivos de datos son toda la información que aprendemos de manera consciente en nuestras vidas, cuando estudiamos, cuando nos relacionamos, cuando aprendemos idiomas, etc.
Y nuestras creencias vienen a ser los archivos ocultos, los de programación, y son las enseñanzas que hemos aprendido de manera inconsciente como resultado de vivencias, experiencias, cosas que nos enseñaban de pequeños de manera subliminal, como por ejemplo la relación que tenemos hoy con el dinero, sí, aunque no lo creas cómo te relacionas con el dinero, es la causa de una creencia o un archivo oculto, de programación en tu cerebro.
Ahora tal vez te preguntes, cómo llegan esos archivos o creencias a nuestro ordenador mental. Las creencias básicamente las aprendemos de manera inconsciente de nuestros padres, de nuestros abuelos, de nuestros maestros o de cualquier otra persona que haya tenido una estrecha relación con nosotros cuando éramos pequeños.
Todas las creencias las vamos aprendiendo desde pequeños, como por ejemplo, la religión, digamos, aprendemos desde pequeños a profesar la religión de nuestros padres, o a no profesar ninguna religión, porque nuestros padres han decidido no enseñarnos ninguna.
Después de mayores, cuestionamos si la religión o creencia es adecuada a la persona que nos convertimos, y la aceptamos o decidimos cambiarla, y con eso borramos el archivo ingresado por nuestros padres, abuelos, etc., y lo modificamos por el nuestro propio.
Ahora en relación con el dinero, podrás pensar cómo es posible que tus padres te inculcaran las creencias sobre el dinero si nunca se hablaba de eso en casa, el dinero era un tema tabú y nunca se hablaba con los niños.
Bueno voy a demostrarte cómo te enseñaban en tu casa la relación con el dinero de manera inconsciente y sin darte cuenta la ibas agregando a tu ordenador mental transformándola en archivos ocultos, y de paso te darás cuenta, como le enseñas también a tus hijos, si los tienes, la relación con el dinero.
Básicamente hay dos maneras de relacionarse con el dinero: una manera “buena” o proactiva en donde consideras el dinero como un medio que te permite cumplir todas tus metas y aspiraciones y otra manera “mala” o reactiva, en donde consideras al dinero como un mal necesario y que trae generalmente más problemas que soluciones.
Ahora para saber como es tu relación con el dinero recuerda si has escuchado alguna vez en tu casa, las siguientes expresiones:
- “En esta vida nadie te regala nada, hay que trabajar muy duro para conseguir algo”
- “El dinero no crece en los arboles”
- “Hay que ganarse el pan con el sudor de la frente”
- “Mejor pobre pero honrado”
- “No es bueno tener mucho dinero porque te hace ambicioso. Los ricos son malos”
- “Hay que ahorrar para los tiempos de las vacas flacas”
- “No hay que gastar en tonterías”
- “¿Qué crees que somos millonarios?”
- “Tu padre trabaja muy duro para traer comida a la mesa”
- “Si gana mucho dinero es porque anda en algo raro, seguro”
- “A nosotros nadie nos regala nada, trabajamos mucho para tener lo que tenemos”
- “Hay que tener mucho dinero para no tener que preocuparse por él”
- “Gracias a que tenemos dinero podemos tener tiempo libre, hay que saber valorarlo”.
Seguramente habrás escuchado al menos una vez en tu vida, alguna de estas expresiones ¿verdad? y déjame decirte que cada vez que escuchabas estas frases estabas aprendiendo algo sobre el dinero sin darte cuenta, es decir, si escuchabas más frases “negativas” sobre el dinero, y no has modificado tus creencias, hoy seguramente te relacionarás con el dinero de una manera más reactiva, pensarás que es necesario pero en cierta medida le tendrás miedo porque creerás que siempre es fuente de conflictos con la familia, las amistades, el trabajo etc., probablemente te sentirás incómodo hablando de dinero, te costará pedir un aumento o reclamar dinero prestado, en cambio si has escuchado más frecuentemente comentarios “positivos” sobre el dinero, tendrás una relación proactiva con él, te creerás capaz de conseguir todo el dinero que te propongas, no tendrás vergüenza de reclamar lo que es tuyo ni de hablar de dinero, seguramente no tendrás inconvenientes en pedir un aumento de sueldo cuando crees que lo mereces o de inculcarle a tus hijos que el éxito financiero está al alcance de todos.
Para concluir con el tema de las creencias déjame asegurarte que lo mejor que tenemos en nuestro ordenador mental es que siempre se puede modificar, formatear el disco duro, cambiar archivos y agregar información nueva, más útil, más productiva y que nos ayude a ser cada día más felices, más positivos, más exitosos.
Te repito esto porque es muy importante: nosotros siempre podemos modificar lo que pensamos sólo debemos identificar nuestros archivos ocultos (creencias) y modificarlos si éstos nos están impidiendo crecer, desarrollarnos o lograr el éxito que deseamos, porque todos podemos cambiar, sólo basta ¡decidir hacerlo!.
(Y recuerda que ser feliz, también es una ¡decisión!) VD
(publicado originalmente en MI DINERO: Tu Revista de Finanzas Nro.1 )
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